La CNDH en Ruinas: Cómo Rosario Piedra Destruyó la Confianza en los Derechos Humanos en México

Rosario Piedra Ibarra frente a micrófono, gráfico descendente y texto “La CNDH en Ruinas: Cómo Rosario Piedra destruyó la confianza en los derechos humanos en México”.

El último índice nacional de confianza en instituciones revela una crisis profunda: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) es una de las instituciones peor evaluadas de México. ¿Qué pasó para que el órgano encargado de proteger a las víctimas y vigilar al poder terminara perdiendo toda credibilidad ante la sociedad?

El nombre de Rosario Piedra Ibarra está al centro de esta debacle. Bajo su gestión, la CNDH ha sido señalada por sumisión al poder, omisiones graves, corrupción interna y abandono de las víctimas. Hoy, la confianza ciudadana en la CNDH apenas llega a 32.7 puntos sobre 100, casi en el fondo de la lista nacional, superando solo a sindicatos, Senado y Cámara de Diputados.

1. Una designación ilegítima y sumisión al poder

La llegada de Rosario Piedra a la presidencia de la CNDH en 2019 estuvo marcada por acusaciones de fraude y una votación opaca en el Senado. Su evidente afinidad con el partido en el poder (Morena) alarmó a sociedad civil, víctimas y expertos, quienes advirtieron desde el inicio un retroceso en la autonomía del organismo.

Su controvertida reelección en 2024, pese a ser la peor evaluada entre 12 aspirantes, consolidó la percepción de que la CNDH se convirtió en un brazo político de la 4T. Legisladores y organizaciones independientes denunciaron la imposición partidista, en abierto desprecio a la autonomía y al perfil técnico que demanda el cargo.

2. Pérdida de autonomía y uso político

Lejos de ser un contrapeso del Estado, como lo dicta su mandato, Rosario Piedra declaró que la CNDH “no es contrapeso de ningún poder, sino parte del Estado”. Esta postura complaciente se reflejó en su silencio frente a graves abusos cometidos durante el actual gobierno y en ataques sistemáticos contra organismos autónomos y la sociedad civil.

Durante su gestión, la CNDH se ha dedicado a defender políticas oficiales y atacar a críticos como el INE, la Suprema Corte y periodistas, en vez de defender a las víctimas.

3. Omisión ante violaciones graves de derechos humanos

La gestión de Rosario Piedra está marcada por la inacción y el silencio ante crisis nacionales: feminicidios, desapariciones, ataques a periodistas, abusos de la Guardia Nacional y militarización. Las pocas recomendaciones emitidas por la CNDH han sido, en su mayoría, contra gobiernos pasados, ignorando o minimizando violaciones recientes y actuales.

Organizaciones y colectivos de víctimas han denunciado la falta de acompañamiento real, la indiferencia ante casos urgentes y la incapacidad de incidir en políticas públicas efectivas.

4. Corrupción, nepotismo y renuncias internas

El descrédito de la CNDH también es resultado de escándalos internos: se han documentado casos de nepotismo, nombramientos opacos, renuncias masivas del consejo consultivo, falsificación de cartas y desvío de fondos.
Ex empleados y consejeros han denunciado que la Comisión se usa para venganzas personales, favores políticos y abuso de poder, alejándose por completo de su misión original.

5. Ataques a víctimas y movimientos sociales

La CNDH, bajo Piedra, no solo ha sido omisa, sino que incluso ha criminalizado a víctimas. Cuando colectivas feministas ocuparon sus instalaciones en 2020 para exigir justicia, la respuesta fue la denuncia y la criminalización.
En casos emblemáticos, como el de Ernestina Ascencio, la CNDH cerró el caso sin investigar a fondo, alineándose a la narrativa oficial y dejando a las víctimas sin justicia.

6. Efectos devastadores para la democracia y las víctimas

La debacle de la CNDH no es solo un tema de percepción:

  • Las víctimas quedan desprotegidas.
  • La ciudadanía pierde confianza para denunciar.
  • El Estado queda sin contrapesos y la impunidad avanza.

Un organismo de derechos humanos sin credibilidad ni autonomía es un riesgo para la democracia, pues deja a los más vulnerables a merced del abuso y el olvido.

Hoy la CNDH representa un fracaso institucional. Mientras siga al servicio del poder y no de las víctimas, la confianza ciudadana seguirá desplomándose. México necesita un organismo verdaderamente independiente, transparente y valiente, capaz de recuperar la dignidad y la voz de quienes más lo necesitan.

La defensa de los derechos humanos no puede esperar. La sociedad exige una reconstrucción de la CNDH, libre de intereses políticos y fiel a su mandato constitucional.

Referencias y enlaces recomendados

Comisión Mexicana de Derechos Humanos A.C.